¿Se palpita?… ¡Sí se palpita el mundial! Creo que la palabra
mundial es repetida mil veces a cada hora, en la radio, en la tele, por los
chicos con el álbum y las figuritas, en los adultos que hablan de los equipos y
cuál de ellos está mejor preparado. Es el único tema de cualquier conversación.
Para mí
es como se va gestando una ola, que contagia la emoción. Las esquinas ya están
plagadas de merchandising de gorritos, banderas, remeras, y hasta se pueden
conseguir réplicas de la copa dorada. Ya se siente que estamos en la cuenta
regresiva. ¡En 24 horas empieza el mundial! Igual creo que la cresta de la ola
se forma el día que Argentina juegue su primer partido. Ahí se va a sentir esa
fiebre que nos contagia a todos, que nos va a tener aferrados a la tele
mientras pasan los minutos del partido. Los chicos irán al colegio con las
camisetas, los autos tendrán las banderas en las ventanas, y Ezeiza será copada
por fanáticos listos para partir. Ese día los bares se llenarán y donde será
imposible conseguir taxi en las calles desiertas. En esa hora y media no van a
sonar los celulares (salvo el whataspp). Vamos a entrar en un limbo celeste y
blanco anhelando la victoria que nos haga olvidar de la vida diaria y nos eleve
a un estado de ánimo de alegría. Si ganamos el partido, el día a día se
transforma en un reality que se sigue minuto a minuto.
La ola
es enorme y arrasa con todos los argentinos. Es imposible evitarla.
¡Vamos
Argentina!
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