HOY NO
por Marina de la Serna
Hoy no tiene ganas. La llave está ahí, en el cajón del secreter, al
medio y abajo. Conoce la contraseña, la cambiaron hace poco, se la dijeron en
el último viaje, cuando se fue a navegar en unos barcos enormes, que tenían
tres palos y dos puentes, con unos tipos que cruzaban el océano con patente de
corso. Pero esta noche no la usará.
Hay días en que saca la llave, la guarda en el bolsillo de la
campera gastada, cruza la puerta y sale a la aventura, con ganas de correr, de
huir de su prisión y entregarse a lo que encuentre más allá. Este territorio
tiene sus reglas, y él lo sabe muy bien. Hay que hacer pocas preguntas, o
ninguna, de lo contrario las puertas podrían cerrarse, la llave perderse y él
se encontraría afuera, en la oscuridad y el frío, condenado a no volver a
encontrar el camino.
Ya no recuerda cuándo fue la primera vez que atravesó la puerta, ni
todos los lugares que conoció, la gente con la que se cruzó ni todas las
aventuras que le pasaron. Se internó por ciudades desconocidas, atravesó selvas
y montañas, cabalgó por llanuras interminables y se asomó a la guarida del
dragón. Una vez llegó hasta la
costa de un mar encrespado y no encontró el valor para navegarlo, pasar la
rompiente y averiguar qué había después.
Hoy no tiene las fuerzas, el entusiasmo, las ganas. Piensa en usar
la llave, pero los caminos que lo esperan le parecen trillados. Sabe que mañana
los verá con otros ojos, que volverá a encontrar en cada recodo un secreto que
nadie ha descubierto. Pero eso no será hoy. Esta noche no habrá luna y parecerá
eterna. Se siente como en una especie de autoexilio, ya le pasó otras veces,
por eso sabe que no durará siempre esta sensación de abulia, de camino cerrado,
de inercia chata. Piensa en el esfuerzo que le demandaría encontrar la energía
para ponerse en marcha, y siente
que no vale la pena. Hoy al menos, no vale la pena.
Otra vez mira el cajón donde está la llave. Debería intentarlo. Hoy
no. La puerta seguirá allí y no olvidará el camino, porque eso es imposible.
Quien cruza el umbral por primera vez y se aventura en el reino, lo sabe. No
hay vuelta atrás.
Volverá mañana o dentro de unos días, con nuevos deseos de seguir
explorando el reino, que para cada uno de los viajeros es diferente. Sabe que
aquel mar encrespado lo está esperando y que un día deberá internarse en él.
Pasar la rompiente será su desafío, llegar a esas islas que no aparecen en los
mapas y encontrar una que tiene su nombre grabado en la roca.
Pero ese día no será hoy.
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